El muro de Adriano - Adrian Goldsworthy

Fecha de edición: octubre 2.023

Editorial: Desperta Ferro

Páginas: 160

Precio: 27,95 €

Género: Ilustrado 

Otro libro reseñado de la colección: 

- Vrbs. Paseo arqueológico por la Roma antigua

Sinopsis: No hay mayor símbolo de separación que un muro y no hay, quizá, muro más conocido que el muro de Adriano. El muro de Adriano se construyó en el siglo II para separar a los «bárbaros» caledonios y pictos de la «civilizada» provincia romana de Britania y, aunque desde entonces son incontables los días y noches que ha visto, las lluvias que ha soportado y los hombres que lo han hollado, sus restos permanecen, orgullosos, como el monumento romano más grande y uno de los más famosos. Con una historia de diecinueve siglos y una extensión de ciento dieciocho kilómetros que atraviesan el norte de la isla de Gran Bretaña –entre el golfo de Solway y el estuario del río Tyne–, el muro llegó a incluir quince fortalezas, una cada docena de kilómetros, para albergar las guarniciones permanentes que separaban a Roma de la barbarie. Su función no sería tanto detener a unos eventuales atacantes, algo imposible ante su extensión, sino ralentizar o incluso disuadirlos de tales intenciones, pues, mientras estuviera bien protegido, sería difícil atravesarlo. Apoyándose en las numerosas contribuciones a cargo de arqueólogos y especialistas durante las últimas décadas, el afamado historiador Adrian Goldsworthy, uno de los mayores expertos mundiales en la Roma antigua, ofrece una importante aportación al estudio de la frontera en la periferia del Imperio romano. Cuenta, además, con un espectacular aparato gráfico que conjuga ilustraciones de maestros como Peter Connolly o Graham Sumner con evocadoras fotografías, que nos trasladan a un mundo de frontera, donde los legionarios patrullaban entre nieblas y nieves. Cuando los romanos abandonaron Britania entre 410 y 450, esta estructura quedaría como la larga cicatriz de lo que fue una última avanzadilla imperial, el último confín de Roma.

OPINIÓN

El Muro de Adriano es una de las obras de ingeniería y arquitectura romanas que más me han fascinado. Los vestigios de esa impresionante muralla de piedra que se extiende por unos 118 kilómetros en el norte de Inglaterra, desde el mar del Norte hasta el de Irlanda, todavía nos sobrecoge hoy día. Mandada construir por el emperador Adriano en el año 122 d.C. para proteger la provincia romana de Britania de las incursiones de los pueblos bárbaros del norte, es un claro ejemplo de la gran capacidad organizativa y estratégica del Imperio romano, así como de su voluntad de dominar y proteger sus territorios. Además es un testimonio histórico y cultural de gran valor, que refleja las relaciones entre los romanos y los pueblos del norte de Britania en uno de los limes más recónditos del Imperio.

Para mostrarnos esta emblemática construcción como nunca antes, la editorial Desperta Ferro publica El muro de Adriano, un volumen en el que el famoso historiador Adrian Goldsworthy hace un completísimo repaso por toda su historia y contexto histórico. La obra pertenece a la exitosa colección de libros ilustrados de la editorial, por lo que más allá del magnífico texto del autor, está plagada de todo tipo de fotografías, ilustraciones y recreaciones a todo color obra de grandes maestros como Peter Connolly o Graham Summer. También vamos a disfrutar de una cronología detallada de su historia, y un interesante apéndice con la lista de todas las guarniciones que sirvieron en el muro. Por si todo esto fuera poco el libro incluye una curiosa guía que nos explica como visitar el muro hoy día, así que id preparando las maletas.

El libro está dividido en diez capítulos. En los primeros conoceremos las iniciales incursiones romanas en territorio britano, para posteriormente introducirnos en el proyecto del emperador Adriano, que ordenó levantar una barrera de piedra y tierra que cruzara la isla de este a oeste, desde el golfo de Solway hasta el estuario del río Tyne, para separar la provincia romana de Britania de las tierras de los caledonios y los pictos, considerados bárbaros. En esta parte, el autor nos explica los detalles técnicos y arquitectónicos del muro, así como las dificultades y los beneficios que supuso su construcción. También nos habla de las fortalezas, los fuertes, las torres y los puestos de vigilancia que se distribuían a lo largo del muro, y que albergaban a las tropas encargadas de defenderlo y controlar el tráfico de personas y mercancías.

Los capítulos centrales ponen el foco en cómo eran las ciudades y fuertes en el muro, y como se desarrollaba la vida dentro de ellas. Tengo que reconocer que ha sido la parte que más he disfrutado, en ella, Goldsworthy nos ofrece una visión más cercana y humana de lo que suponía vivir y trabajar en el muro. El autor nos habla de los legionarios que formaban la guarnición, procedentes de diversas regiones del imperio, de sus actividades, disciplina, alimentación, ocio y religión. La narración no se olvida se olvida de las mujeres, los niños y los comerciantes que convivían con ellos, y de cómo se organizaban las poblaciones que afloraron alrededor del muro. Goldsworthy llega a interesantes conclusiones, al sostener en base a la reciente aparición de objetos en Vindolandia, que las familias vivían en los propios barracones con los soldados.

La parte final del libro analiza la función del muro a partir de los hallazgos de la arqueología y los textos que tenemos, sometiéndolos a un riguroso examen. La obra se cierra con un capitulo que nos lleva al periodo de inestabilidad política de los siglos IV y V, que desembocaron en el abandono de Roma de la provincia de Britania y el posterior declive, que no olvido, del muro. Goldsworthy cuenta cómo el muro despertó el interés de viajeros, escritores, artistas y arqueólogos, y cómo se ha convertido en un atractivo turístico y en patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1987.

En conclusión, estamos ante un libro que nos ofrece una visión completa y fascinante de uno de los monumentos más impresionantes y emblemáticos del Imperio romano. El autor nos transmite su pasión y su conocimiento por el Muro de Adriano, invitándonos a viajar en el tiempo y perdernos en la inmensidad y lejanía de unas tierras recónditas en las que se alza una impresionante estructura que nos demuestra como pocas el poder de Roma.

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Andrés CM