Sinopsis: Durante mucho tiempo, el Imperio otomano ha sido visto como la antítesis de Occidente, islámico y asiático uno, cristiano y europeo el otro. Una visión que arranca desde la caída de Constantinopla en 1452, se prolonga en Lepanto y sigue impregnando hoy las relaciones con Turquía. La realidad, sin embargo, fue bien distinta: el dominio multiétnico, multilingüe y plurireligioso de los otomanos llegaba hasta el corazón de Europa, y, de hecho, los gobernantes otomanos se veían a sí mismos como los nuevos césares romanos. El aclamado historiador Marc David Baer, catedrático de Historia Internacional, relata en este vibrante libro el extraordinario ascenso de los otomanos, que pasaron de ser un principado fronterizo en la convulsa Anatolia medieval a un imperio mundial, y relata con viveza la historia completa de la dinastía. Baer supera la mera narración factual y los viejos y estancos esquemas nacionales y religiosos, en un esfuerzo por incorporar la historia cultural y la fluidez y permeabilidad de categorías como la confesionalidad o la etnicidad dentro de una dinámica imperial que buscaba integrar a una gran pluralidad de súbditos. Sin embargo, en el siglo XIX se optó por un exclusivismo que condujo a la limpieza étnica, el genocidio y, a la postre, a la desaparición de la dinastía tras la Primera Guerra Mundial. Otomanos nos transporta a un imperio que vivió a caballo entre Oriente y Occidente, lo integra en la historia de Europa y rastrea sus deudas con su herencia turca, bizantina e islámica: kanes, césares y califas.
La obra está estructurada de manera cronológica, pero con un enfoque temático que enriquece su comprensión, abarcando desde los orígenes del principado otomano en el siglo XIII hasta su disolución tras la Primera Guerra Mundial. Baer organiza la historia en torno a momentos clave: el ascenso del principado en Anatolia, la conquista de Constantinopla, la expansión imperial bajo figuras como Mehmet II y Solimán el Magnífico, las reformas del siglo XIX y la eventual caída de la dinastía. Un viaje apasionante por la historia de un Imperio que, aunque liderado por musulmanes, era en gran medida europeo.
El libro presta especial
atención a los aspectos culturales y sociales del imperio. Baer explora cómo
los otomanos gestionaron la diversidad de sus súbditos, desde cristianos y
judíos hasta musulmanes de diferentes ramas, mediante un sistema de tolerancia
pragmática que contrastaba con los estados europeos de la época. Sin embargo,
no idealiza este modelo: el autor analiza cómo, en el siglo XIX, las políticas
de centralización y el auge del nacionalismo llevaron a la exclusión y
violencia contra minorías, incluyendo el genocidio armenio. No obstante, siglos
de conversión, islamización e incorporación de cristianos y judíos al imperio
hicieron que el legado otomano se sintiera, y aún se siente, en toda Europa,
Turquía y Oriente Medio.
La conquista otomana de
Europa ocupa un lugar destacado en el libro, un proceso largo y complejo que se
extendió desde el siglo XIV hasta el siglo XVII. Aunque la caída de
Constantinopla en 1453 es vista como el gran hito de las conquistas otomanas,
lo cierto es que fue durante las décadas anteriores cuando el imperio logró sus
mayores éxitos en Europa. Con todo, fue a partir del siglo XVI cuando los
otomanos chocaron con el otro gran imperio del Mediterráneo, el liderado por la
casa de Habsburgo. Un choque que acabaría convirtiendo al Estado otomano en un
actor crucial en la política de poder europea y, por lo tanto, en una parte
integral de la historia mundial.
Siguiendo un planteamiento diametralmente opuesto al de la historiografía tradicional sobre los otomanos, que durante mucho tiempo ha explicado su ascenso en base a su poderío militar. Baer ofrece una visión más matizada de la política y la guerra otomanas, al destacar junto con sus enormes capacidades militares, su gran astucia política y los singulares métodos de conquista que bebían, ambos, de las tradiciones turcas, mongolas, bizantinas, eslavas, persas y árabes. En suma, una entidad compleja y sofisticada, con un sistema fiscal avanzado, relaciones diplomáticas estratégicas y una administración eficiente que le permitió gobernar vastos territorios en tres continentes.
Como he mencionado, donde Otomanos resulta particularmente rompedor es en el desmantelamiento de estereotipos. Uno de los mayores logros de Baer es su capacidad para desafiar el relato occidental que ha marginado a el Imperio otomano en la historia europea. Al presentar a los sultanes como "nuevos césares" y destacar la influencia bizantina y romana en su ideología imperial, sitúa al imperio como un puente entre Oriente y Occidente, no como su antítesis. Esta perspectiva es especialmente relevante en un momento en el que las relaciones entre Europa y Turquía siguen marcadas por profundos malentendidos históricos.
Otomanos se posiciona como una contribución significativa a los estudios otomanos y a la historia global. La obra se alinea con las nuevas tendencias historiográficas que destacan las interconexiones entre regiones y culturas, todo ello sustentado en el uso de fuentes en múltiples idiomas y adoptando un enfoque en el que lo social y cultural prevalece sobre otros aspectos. En definitiva, el libro de Marc David Baer no solo ofrece una nueva visión del Imperio otomano, sino que también nos invita a reconsiderar nuestra comprensión de la historia europea en su conjunto.