Sinopsis: Desde el establecimiento de los sultanatos musulmanes en la Baja Edad Media a la instauración del Raj británico, la India se vio impregnada de poderosas influencias culturales foráneas que transformaron religiosa, cultural y lingüísticamente el país y a sus gentes. Sin embargo, durante el milenio y medio anterior, las religiones, la tecnología, la astronomía, la música, la danza, la literatura, el arte, las matemáticas, la medicina y la filosofía del subcontinente se abrieron camino desde el océano Pacífico hasta el mar Rojo y más allá, un vasto caudal de ideas y conocimientos que tenía como origen la India, el corazón olvidado del mundo antiguo. El celebrado y multipremiado historiador William Dalrymple vuelca en este libro su extensa erudición y su incondicional amor por la India para reivindicar su relevancia, hasta ahora soslayada, como eje fundamental de la conectividad entre Oriente y Occidente, situada en el centro de una formidable red de comunicaciones marítimas y fluviales que unía lugares tan distantes como China o el Mediterráneo, una “vía dorada” por la que circulaba algo mucho más valioso que mercancías. Desde la majestuosidad de Angkor Wat, el templo hindú más grande del mundo, hasta la indeleble huella del budismo en toda Asia oriental, del dinámico comercio que enriqueció al mundo helenístico y romano también con sus saberes en astronomía, ciencia o matemáticas, a la implantación del sánscrito como lengua franca de Afganistán a Singapur, la India transformó la cultura y la tecnología del mundo antiguo. Y esto es tanto como decir que también ha modificado el mundo actual, que no sería tal y como lo conocemos sin la vía dorada.
El autor inicia su relato
en la era post Alejandro Magno, cuando dinastías como los Maurya y los Gupta
impulsaron un florecimiento sin precedentes. Destaca la expansión del budismo
hacia el este, que influyó en China, Japón y el Sudeste Asiático a través de
monjes y rutas comerciales. Narra los viajes de peregrinos chinos como Faxian y
Xuanzang, quienes transportaron textos sánscritos y facilitaron la traducción
de sutras, contribuyendo al surgimiento del budismo Chan, precursor del Zen. En
el campo científico, subraya el legado matemático indio: el cero, los numerales
indo-arábigos, el álgebra y la trigonometría, conceptos que migraron a través
de Persia y Bagdad hasta revolucionar la Europa medieval.
El comercio ocupa un lugar central en la obra, no solo material, sino intelectual. Dalrymple aborda de forma fascinante el comercio entre la India y el Imperio romano, destacando que las primeras rutas comerciales entre la India y Europa fueron marítimas. La joyería, las especias, el algodón y la seda de la India tenían una gran demanda en el Imperio romano, y las flotas navegaban hacia el oeste, rumbo al Mar Rojo, impulsadas por los vientos monzónicos estacionales, y regresaban al este cuando estos cambiaban de dirección posteriormente. Apoyado en evidencias arqueológicas de sitios como Berenice en Egipto o Arikamedu en el sur de India, ilustra un intercambio recíproco; Roma enviaba vino y vidrio, mientras la India exportaba bienes y filosofías.
En el Sudeste Asiático, reinos como Angkor en Camboya o Borobudur en Indonesia adoptaron el hinduismo y el budismo, fusionándolos con tradiciones locales para erigir templos monumentales y sistemas políticos inspirados en textos como el Arthashastra. El lenguaje lírico de Dalrymple crea imágenes que perduran mucho después de pasar las páginas. Sus hábiles descripciones de esculturas, paisajes y transformaciones religiosas revelan no solo hechos históricos, sino también las historias profundamente humanas que se esconden tras ellos.
Finalmente, explora el declive de esta era con la llegada del islam y las invasiones. Como consecuencia, entre los años 1300 y 1700, la India estaba profundamente integrada en lo que los expertos en historia denominan la "esfera persa". En el interior del país, la cultura siguió prosperando, aunque las proyecciones culturales de la India hacia otras regiones estuvieron marcadas por el persa y el islam, en lugar del sánscrito, el budismo o el hinduismo. Dalrymple destaca que la última contribución cultural significativa de la India a Asia fue el islam, difundido por mercaderes de Malabar y Coromandel hacia Malasia y Java. Se detalla este cambio desde las costumbres autóctonas indias hacia la tradición cosmopolita persa-islámica, un asunto controvertido en la India contemporánea.
La vía dorada arroja luz sobre un capítulo infravalorado de la historia humana, recordándonos que el mundo contemporáneo le debe mucho a la India. William Dalrymple logra un equilibrio magistral entre rigor académico y disfrute narrativo, lo que convierte esta obra en una lectura recomendada para entusiastas de la historia, exploradores culturales o aquellos interesados en cuestionar visiones eurocéntricas y, en consecuencia, replantear nuestra comprensión del pasado y el presente.













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