La anarquía. La Compañía de las Indias Orientales y el expolio de la India - William Dalrymple

Fecha de edición: 2.021

Editorial: Despertaferro

Páginas: 512 + 48 color

Precio: 27,95 €

Género: Histórico

Sinopsis: En 1765, la Compañía de las Indias Orientales derrocó al joven emperador mogol y puso en su lugar un gobierno controlado por mercaderes ingleses que extorsionaba impuestos merced a su ejército privado. Fue este el momento que señaló la transformación de la Compañía de las Indias Orientales en algo muy distinto a una empresa: una corporación internacional pasó a ser un agresivo poder colonial. Durante el siguiente medio siglo, la Compañía continuó extendiendo su poder hasta que prácticamente toda la India al sur de Delhi era controlada desde un despacho londinense. Un periodo de caos, corrupción y violencia denominado por sus contemporáneos como la Anarquía. William Dalrymple, autor del aclamado El retorno de un rey, cuenta en La anarquía. La Compañía de las Indias orientales y el expolio de la India cómo el Imperio mogol, que había dominado el comercio y la manufactura mundiales, y que poseía recursos casi ilimitados, se derrumbó y fue reemplazado por una corporación multinacional enclavada a miles de kilómetros al otro lado del mundo. Una corporación que respondía a unos accionistas que jamás habían estado en la India y que no tenían la menor idea del país cuya riqueza les reportaba jugosos dividendos –no es coincidencia que, como indica en las primeras líneas del texto, una de las primeras palabras del hindi incorporadas al inglés fuera loot, «saqueo»–. A partir de fuentes inéditas, Dalrymple narra la historia de la Compañía de las Indias Orientales como nunca se ha hecho: una historia sobre los devastadores resultados que puede tener el abuso de poder por parte de una gran corporación, y que resuena amenazadoramente familiar en nuestro siglo XXI de todopoderosas empresas transnacionales.

2020 – Mejor libro del año para The Wall Street Journal y National Public Radio

2020 – Finalista del premio Cundill History

2020 – Medalla de bronce del premio Arthur Ross

En curso su adaptación televisiva producida entre EE.UU., Reino Unido y la India

OPINIÓN

¡Hola lectores! Comencé la lectura de La Anarquía con un gran desconocimiento de lo que supuso la conquista y gobierno de la India por parte de la Compañía de las Indias Orientales. A más de uno puede chocar este concepto, pues mucha gente desconoce que quien llevó a cabo la conquista y expansión británica en el subcontinente indio fue una compañía comercial dirigida en un edificio londinense a miles de kilómetros y no la Corona británica por sí misma. Nos encontramos ante el primer hecho diferencial y un nuevo tipo de colonialismo, pues como dijo el Barón Thurlow durante el proceso de impeachment a uno de los directores de la Compañía: las empresas no tienen cuerpos que puedan ser castigados ni almas que puedan ser condenadas y, por tanto, obran como les place.

El autor de este soberbio libro no es otro que el historiador y escritor escocés William Dalrymple, autor del exitoso El retorno de un rey (Desperta Ferro 2017) recientemente reeditado y cuya lectura recomiendo. Las referencias antes de enfrentarme a su nueva obra no podían ser mejores, pues leer a Dalrymple siempre es una experiencia gratificante, ya que su estilo de escritura es más el de un novelista que el del erudito historiador que por descontado también es. Así pues, estamos ante uno de esos casos en los que se mezcla notablemente erudición y divulgación, porque por encima de todo es un libro que entretiene a la vez que asistes a una excepcional clase de historia sobre la India.

La obra comienza con una breve introducción que es toda una declaración de intenciones por parte del autor al darnos a conocer el origen de las riquezas que decoran el castillo Powis (Gales) y como una de las primeras palabras indias asimiladas por la lengua inglesa fue loot (botín). En los primeros capítulos asistiremos a como fue el proceso de fundación de la Compañía que culminó en el año 1600 con el acta de privilegio, concedida por la reina Isabel I, que le otorgaba a la Compañía el monopolio británico del comercio con las Indias Orientales, posiblemente el pecado original. 

Los primeros contactos con el Imperio Mogol no fueron fáciles, pero a lo largo del siglo XVII poco a poco la Compañía logró prosperar y establecer su primera factoría comercial en Surat. En un principio el comercio se centra en las codiciadas especias, pero, ante la fuerza de sus rivales comerciales holandeses, cambian el rumbo hacia los productos textiles y el salitre. El autor nos deja claro que, aunque con ganancias estos primeros años fueron duros, aun así, el capital bursátil logra multiplicarse con rapidez. A finales del siglo XVII asistiremos a dos sucesos clave en esta historia; el primer enfrentamiento armado con los mogoles y la fundación de Calcuta, ciudad que se convertirá en el centro neurálgico de las posesiones británicas en Bengala. 

Donde Dalrymple está particularmente soberbio es en la descripción de los personajes protagonistas del libro y en particular los mogoles y las diferentes etnias que poblaban India en este momento de la historia. Mogoles, marathas, rohillas, jats desfilarán por las páginas del libro mostrándonos sus rivalidades, virtudes y defectos, y por encima de todos ellos la figura del emperador mogol Shah Alam. Pero primero mencionaré a Robert Clive, personaje sin escrúpulos que llegará a la India con apenas 17 años e irá escalando en la Compañía satisfaciendo sus ambiciones. Clive es el principal artífice de convertir la Compañía en un poder colonial real con su propio ejército privado de cipayos entrenados con tácticas europeas, consiguiendo la decisiva victoria de Plassey  y posteriormente en 1.765 el diwani de manos del emperador Shah Alam, por el cual  la Compañía podía gobernar Bengala en su nombre y, lo más importante, recaudar los impuestos de Bengala, Bihar y Orissa. Las reglas del juego habían cambiado para siempre, a partir de este hecho el saqueo generalizado fue norma común y tuvo consecuencias funestas, la hambruna de 1770 que causó la muerte a 10 millones de personas.

El emperador Shah Alam es sin duda el eje narrativo por el cual Dalrymple nos va contando la historia de los últimos días del Imperio mogol. Un personaje fascinante y culto, pero sobre todo trágico. Shah Alam siempre tratará de sobreponerse a sus desgracias e intentará restaurar el poder mogol en la India, un poder que se resquebrajaba por momentos y del que no solo la voracidad de los británicos fue el responsable. Luchas intestinas, múltiples caudillos enfrentados entre sí y violencia por doquier era el mundo que le había tocado vivir a Shah Alam, aunque después de leer el libro me queda la duda de si realmente era o no consciente de los poderes a los que se enfrentaba.

En la última parte del libro el autor nos narrará como el poder de la Compañía crecía sin parar erosionando a su vez los cimientos del gobierno inglés, muchos de los parlamentarios poseían acciones de la Compañía y esta dejaba caer ingentes cantidades de dinero sobre ellos. Particularmente llamativo es el rescate económico que tiene que llevar a cabo el gobierno inglés para evitar la quiebra de la Compañía en 1773 y que se llevó por delante a varios bancos europeos. Todo esto llevará a una serie de procesos que desembocará en el Acta de Regulación que será el punto de partida de la intervención del gobierno británico en la Compañía que culminará un siglo después con la disolución de la misma y el nacimiento del Raj británico bajo control de la Corona. Pero antes de todo esto conoceremos el acto final del dominio de la Compañía sobre toda la India. Las campañas de Richard Wellesley a finales del siglo XIX en una serie de guerras contra los últimos poderes nativos en el subcontinente indio, El Sultanato de Mysore y la Confederación maratha.

En resumen, nos encontramos ante un libro de historia con mayúsculas, Dalrymple logra mantenernos pegados a cada página con una narrativa fascinante, como si de una novela se tratase. Con matices existen peligrosos paralelismos entre algunos actos de las grandes corporaciones de hoy y la Compañía de las Indias Orientales, de hecho, esta fue su modelo aportando entre otras cosas la sociedad anónima. Evidentemente los conglomerados empresariales en la actualidad no disponen de un ejército privado al servicio de sus intereses, tampoco lo necesitan, disponen de suficiente poder económico para influenciar en los gobiernos hasta el punto de forzarlos a legislar acorde a sus intereses. Este es el principal legado que nos ha dejado la Compañía de las Indias Orientales 420 años después de su fundación.

★★★★★

Andrés CM