Sinopsis: Gengis Kan construyó un imperio terrestre formidable, pero jamás cruzó el mar. Sin embargo, cuando su nieto Kublai Kan conquistó la totalidad de China y fundó la dinastía Yuan, hizo lo que nadie esperaba: lanzó su imperio al océano, creó la armada más poderosa del mundo y transformó China en una potencia marítima global.
Kublai Kan es uno de los personajes más fascinantes de la historia. Llevó a matemáticos islámicos a su corte, donde inventaron la cartografía moderna y aprendieron a medir los astros. Transformó la mayor masa continental del mundo en un imperio unificado y económicamente próspero gracias a la invención del papel moneda. Lanzó una invasión contra Japón, fundó la ciudad de Xanadú e hizo de China el centro político de Asia al convertirla en un imperio marítimo. Sus barcos, de un tamaño y una tecnología que Europa tardaría siglos en igualar, prefiguraron las grandes expediciones de Zheng He en el siglo XV.
Jack Weatherford,
magistral historiador y autor del aclamado Gengis Kan y la creacion del mundo
moderno, aprovecha su conocimiento sin igual de las fuentes mongolas para
brindarnos esta fabulosa historia sobre imperios que cambian de rumbo, océanos
convertidos en campos de batalla y un líder que se atrevió a pensar más allá de
la estepa.
Weatherford, cuyo
anterior trabajo sobre Gengis Kan ha sido alabado por la crítica internacional,
considera que el dominio mongol en China fue una realidad que pone a prueba
nuestras visiones previas de lo que es un Estado, y solo podemos explicarlo usando
las categorías propias de aquella cultura. Todo ello cobra vida en la figura de
Kublai Kan, nieto de Gengis Kan, artífice de la transformación de un imperio
nómada y terrestre en una superpotencia naval. Con un estilo accesible y
riguroso, explora las innovaciones tecnológicas, económicas y culturales que
forjaron la China moderna y anticiparon sus ambiciones oceánicas actuales.
El autor estadounidense narra con maestría cómo, tras heredar un imperio fragmentado y conquistar la dinastía Song en 1279, Kublai fundó la dinastía Yuan, convirtiéndose en el señor de China y dueño de la flota más poderosa del mundo, al capturar y perfeccionar la armada china del sur. La estructura del libro alterna con agilidad la biografía personal -con reveladores detalles sobre su juventud, su astucia política y las intensas rivalidades familiares, como la guerra civil contra su hermano Ariq Böke- con los avances tecnológicos que marcaron época. Destacan la incorporación de matemáticos islámicos para revolucionar la cartografía y la navegación, el uso pionero de cohetes como armas navales, y la expansión de puertos como Hangzhou, que impulsaron un comercio global y alimentaron las fascinantes crónicas de Marco Polo.
El relato continúa con
Temür Kan, nieto de Kublai, quien reconvirtió la flota en un instrumento de
prosperidad, tejiendo una red comercial desde el estrecho de Bering hasta el de
Ormuz. El autor no elude los fracasos: las invasiones fallidas a Japón,
azotadas por tifones que dieron origen al "kamikaze", o las campañas
en el sudeste asiático, donde guerrillas vietnamitas revelaron las limitaciones
navales del imperio. Estas experiencias se conectan con el presente, subrayando cómo el
dominio marítimo de Kublai sentó las bases de la expansión china contemporánea
en el Mar del Sur de China. Respaldado en una década de investigación con
fuentes mongolas, persas y chinas, el enfoque de Weatherford ofrece una visión
fresca, algo que siempre es de alabar, aunque no exenta de debate por su
distancia con el sinólogo tradicional.
Una de las grandes
fortalezas de la obra es el modo de narrar de Weatherford, que por momentos
transforma la historia en una epopeya absorbente sin renunciar a la precisión.
En todo momento se nota que domina las fuentes mongolas, reviviendo episodios
como la ruptura de la barrera naval de los Song o la elevación de Beijing
(entonces Dadu) como centro político. Humaniza a Kublai como un pragmático
innovador, promotor de la diversidad cultural, impulsor del papel moneda y
catalizador del comercio que introdujo especias y sedas en Europa.
Por último, cabe señalar que el autor no esconde su profunda admiración por el personaje, aunque esta admiración no cae en una idealización acrítica, ya que expone con igual rigor tanto los aciertos como los fracasos de un hombre lleno de contradicciones. En todo caso su tesis principal -que Kublai Kan unificó China y la proyectó como potencia oceánica- está bien argumentada, y nos obliga a replantearnos buena parte de la historia de Asia y la geopolítica naval.











No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nuestro blog se alimenta de tus comentarios, gracias por leernos y dejar tu huellita =)