rcio ultramarino hasta al diseño y la construcción de grandes buques de guerra y de comercio: los galeones. Lo que le reportó la más alta consideración desde el trono.
«Ya no me queda más que morir, pues he traído a puerto con reputación la nave y el estandarte» Antonio de Oquendo tras la batalla de Las Dunas, 1639
La obra se abre con la figura del fundador de la saga, Don Miguel de Oquendo y Segura. Un personaje fascinante que no pertenecía a ninguna familia noble, y del que conoceremos sus humildes orígenes en San Sebastián donde desempeñó oficios mercantiles hasta que con 15 años se enrolo en la marina como grumete hasta convertirse en un gran Almirante, sin duda, un hombre hecho así mismo. Por el camino también tuvo un gran desempeño en otras actividades relacionadas con la navegación, llegando a ser un eficiente comerciante y un gran constructor de barcos de guerra y de comercio como fueron los galeones. El autor narra con brío todas las actividades en las que participó Don Miguel, destacando su intervención en la batalla de Las Terceras y la Empresa de Inglaterra. Mención aparte a las excelentes explicaciones de las tácticas de combate de la época aportadas por el autor, así como las tablas explicativas de los diferentes buques que participaron en las operaciones.
La segunda mitad del libro lo protagoniza D. Antonio de Oquendo y Zandátegui, hijo de Don Miguel. Estamos ante uno de los marinos más importantes del siglo XVII español, que aunque tuvo una carrera mucho más fácil que su progenitor, mostró a lo largo de toda su vida muy buen juicio y una enorme capacidad de decisión. La figura del segundo de los Oquendo siempre ha sido muy discutida, pero sus fallos, si es que realmente los hubo, fueron producto de las malas órdenes de los mandos superiores como bien expone el autor en la obra. Llegado a este punto, tengo que destacar el soberbio capítulo dedicado a la Campaña de las Dunas que desembocara en el tan manido desastre del año 1639, una campaña que queda analizada al detalle en unas páginas vibrantes y en la que el autor llega a unas interesantes conclusiones. Finalmente el libro se cierra con el más modesto papel que desempeñaron los últimos representantes del clan familiar. Estos herederos también desempeñaron importantes cargos hasta bien entrado el siglo XVIII, pero no lograron alcanzar tan altas cotas como sus brillantes ancestros.
En definitiva, estamos ante una obra rigurosa y necesaria que nos da una excelente visión de conjunto de unos personajes y una época irrepetibles. Agustín R. Rodríguez González nos tiene acostumbrados a romper mitos en sus trabajos y con Los Oquendo no iba a ser menos, se podría decir que los ha rescatado del olvido. Un libro que con toda seguridad hará las delicias tanto del lector de novelas de aventuras como del más exigente aficionado a la realidad histórica naval.
Hola! Parece interesante pero no creo que sea una lectura para mí pero gracias por tu reseña.
ResponderEliminarUn saludo!
Interesante, pero no lo veo para mí en esta ocasión, así que lo dejo pasar.
ResponderEliminarBesotes!!!
¡Hola! Tengo que decir que aunque disfruto de la novela histórica, el hecho de que esta se centre en una familia de marineros de entre todas las cosas es algo que no me termina de convencer, así que no creo que me anime con ella.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
¡Hola! Me alegro de que lo hayas disfrutado, aunque no es un tipo de lectura que me llame la atención, así que yo lo voy a dejar pasar. ¡Nos leemos!
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