Sinopsis: La muerte de Alejandro Magno en extrañas circunstancias provocó un terremoto tan grande como el imperio que había levantado con solo 32 años, de Grecia a la India. El legado del conquistador marcó el devenir histórico y la identidad de una gran cantidad de pueblos de Asia y del mundo helenístico, pero lo que causó en primer lugar su desaparición fue un charco interminable de sangre. Sus hijos y sus familiares directos fueron las primeras víctimas de una lucha de poder que traspasó mares y continentes. Luego les tocó el turno de hablar a las falanges en lo que fue la edad de oro de este tipo de guerreros.
El Peloponeso, Egipto,
Gaza, Babilonia fueron algunos de los escenarios de las llamadas guerras de los
Diádocos, una serie de conflictos donde los generales de Alejandro, entre ellos
Ptolomeo, Antígono y Seleuco, se batieron por conseguir el mejor trozo del
imperio. Denis Ztoupas, la voz y la cabeza detrás del canal de YouTube
Forgotten Heroes, narra este salvaje juego de tronos con su habitual rigor y
espectacularidad.
Sobre este fascinante periodo histórico versa Los sucesores de Alejandro Magno. La épica lucha que resquebrajó un imperio (La Esfera de los libros, 2025), el primer libro de Denis Ztoupas, creador de Forgotten Heroes, un exitoso canal de YouTube de historia bélica que ofrece contenido de la Antigua Grecia, el periodo helenístico y el Imperio romano valiéndose de contenidos inmersivos que combinan animaciones de alta calidad con análisis estratégicos profundos.
El libro arranca con el enigma de la muerte de Alejandro en Babilonia, desatando un torbellino de ambiciones. Ztoupas no se detiene en la figura mítica del macedonio -aunque dedica un capítulo inicial a contextualizar su legado-, sino que pivota rápidamente hacia los Diádocos que, leales en vida, se convirtieron en rivales mortales tras su muerte. Figuras como Pérdicas (el regente inicial, ambicioso y traicionado), Ptolomeo (el astuto fundador de la dinastía egipcia), Antígono Monóftalmos (el tuerto visionario que soñó con reconstruir el imperio) y Seleuco (el paciente conquistador de Oriente) desfilan como protagonistas de una epopeya de traiciones, alianzas efímeras y batallas épicas.
La estructura cronológica sigue con las cuatro fases tradicionales de las Guerras de los Diádocos (323-281 a. C.): desde la partición inicial en Babilonia -donde se nombra a Filipo III (hermanastro discapacitado de Alejandro) y al futuro Alejandro IV como reyes nominales, con regentes como Crátero y Antípatro- hasta la consolidación de reinos helenísticos como el Egipto ptolemaico, el Imperio seléucida y la Macedonia antigónida. No obstante, hay que aclarar que el libro va más allá de las guerras de los sucesores, ya que también analiza la posterior conquista romana sellada en la batalla de Pidna en 168 a.C. que marcó un antes y un después en la historia de Grecia.
Ztoupas ilustra escenarios clave: el Peloponeso revuelto por revueltas griegas, el fértil Egipto como premio codiciado, las arenas de Gaza o las murallas de Babilonia. También explora las consecuencias a largo plazo, como La helenización de Oriente (ciudades fundadas como Antioquía o Seleucia), y la influencia en Roma (los reinos helenísticos como puente entre Grecia y el Mediterráneo romano). En esto último la figura de Pirro de Epiro emerge como un actor principal que el autor trata debidamente en un interesante capítulo.
La obra se cierra con un epílogo que analiza la desconocida presencia griega en Oriente en regiones como India, Bactria o Ferganá, y su contacto con la China de la dinastía Han. Un final acertado para una obra que en su edición incluye mapas, glosarios de personajes y términos, bibliografía y una completa cronología. Respecto a los mapas de las diferentes batallas, tengo que decir que aunque son útiles, resultan algo pequeños y en ocasiones es difícil distinguir la simbología y los nombres de unidades o generales.
En conclusión, Los sucesores de Alejandro Magno es un buen debut literario que captura la esencia militar del periodo helenístico: un imperio resquebrajado por la codicia humana, pero que sembró las semillas de una era de esplendor cultural. Estas terminaron en un nuevo orden, el romano, que haría caer todos los restos de lo conseguido por Alejandro.
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