Sinopsis: El profesor de historia Carlos de Miguel, autor del podcast "El ocaso de Roma" y especialista en el Bajo Imperio romano, nos invita a un viaje épico por el corazón de un mundo sometido a cambios trascendentales. Tras narrar la infancia del futuro emperador Constantino en su anterior novela, ahora nos sumerge en la juventud de este personaje. Una época convulsa y fascinante.
Año 289 d.C. Constantino es reclamado por su padre, Flavio Constancio, para que emprenda un largo viaje desde Salona, en donde vive con su madre, hasta la corte de Milán. Allí, se prepara un encuentro decisivo entre los dos emperadores, Diocleciano y Maximiano, señores de oriente y occidente.
Pronto descubre que su
padre, lugarteniente de Maximiano, no podrá brindarle la protección que
necesita. Acosado por las conspiraciones de la corte y la rivalidad con su
propia madrastra, Flavia Teodora, Constantino deberá luchar por su
supervivencia y forjar su propio destino.
De Miguel, licenciado en Historia por la Universidad de Valladolid y apasionado del mundo antiguo, demuestra en esta obra su maestría para equilibrar rigor histórico y pulso narrativo. A quienes lo conocemos no nos extraña, pues ha convertido su podcast en una referencia para los aficionados al Bajo Imperio romano y la Antigüedad Tardía, y si se me permite el comentario, esta novela parece una extensión natural de sus episodios dedicados a Constantino. Si el primer volumen era una crónica de supervivencia familiar en la pobreza y el exilio, este segundo eleva la apuesta hacia las intrigas palaciegas y las ambiciones militares, ambientadas a fines del siglo III d.C., en tiempos de Diocleciano.
Lo primero que quiero señalar es que, aunque forman un todo, las dos novelas se pueden leer de forma independiente. No obstante, recomiendo leer las dos, ya que esto permite apreciar la evolución del personaje (la segunda parte va desde los dieciséis a los veinte años) y, sobre todo, la evolución política del imperio desde que Constantino nace en la primera novela, en tiempos de Aureliano, pasando por el gobierno compartido de los augustos Diocleciano y Maximiano, hasta que establecen un nuevo sistema de gobierno en el que serán sucedidos por dos cesares, Galerio y Constancio (padre de Constantino), dando lugar a una nueva realidad política conocida como la Tetrarquía. Así pues, estamos ante unas novelas que tratan al mismo tiempo sobre Constantino y la Tetrarquía.
La novela arranca con un Constantino de dieciséis años en una posición precaria. Tras el nacimiento en Naissus (actual Niš, Serbia) y la separación temprana de su padre, ahora un ascendente militar al servicio de Maximiano-, el muchacho es arrastrado al torbellino de la corte imperial. De Miguel sitúa la acción en los años cruciales entre 289 y 293 d.C., en un imperio que poco a poco va transformándose en una idea completamente diferente mientras provincias se sublevan y surgen nuevos usurpadores. Constantino aún inmaduro pero intuitivo, intenta navegar por un laberinto de conspiraciones. Su padre está llamado a alcanzar el rango de César en Occidente, pero esto no garantiza protección para su hijo. Pronto, Constantino descubre que su nueva madrastra, Flavia Maximiana Teodora -hija de Maximiano y segunda esposa de Constancio-, representa una amenaza velada: su rivalidad no es solo familiar, sino un reflejo de las luchas por la sucesión. Acosado por envidias cortesanas, el joven viaja entre Mediolanun, Augusta Treverorum y las fronteras del Rin, donde las incursiones bárbaras y las maquinaciones políticas lo obligan a madurar a marchas forzadas. Un escenario de intrigas en el que y las lealtades se compran con sangre y traiciones.
Otro de los puntos a favor de la novela es su reivindicación de la figura de Constantino, un personaje trascendental para la historia de Roma. De Miguel realiza una brillante exploración de cómo un muchacho de extracción modesta forja su destino en un mundo donde el poder es un juego de máscaras. Temas como la identidad, la lealtad filial y el choque entre paganismo y los primeros brotes cristianismo emergen orgánicamente, preparando el terreno para la conversión icónica del emperador en el futuro. Con respecto al cristianismo, y como ocurrió en la primera novela, el autor da una gran importancia a la madre de Constantino, Helena, ya que una de las formas que tuvo para sobrevivir y sacar a adelante a un niño fue gracias a las comunidades cristianas que había esparcidas por el imperio.
Quienes se acerquen a las páginas de El joven Constantino encontrarán una excelente novela histórica repleta de personajes muy interesantes, que los sumergirá en un periodo de la historia de Roma muy poco conocido. Carlos de Miguel no solo narra la historia de un emperador en ciernes, sino que también nos invita a caminar junto a él por un mundo que se desmorona y, sin embargo, renace. Bienvenidos a "El ocaso de Roma".
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