Sinopsis: Las mujeres también han estado al mando de nuestro país. Y no precisamente pocas. Han gobernado reinos, participado en la vida política, firmado tratados, liderado cambios y tomado decisiones que han dirigido el rumbo de España. Algunas llevaban corona; otras mandaban sin necesidad de trono. Se impusieron en momentos clave, sostuvieron dinastías y movieron los hilos entre bastidores.
Isabel la Católica, Urraca de León, Juana de Vega, Federica Montseny o Clara Campoamor no fueron figuras decorativas ni excepciones pintorescas. Tuvieron poder, lo ejercieron y lo defendieron con inteligencia, firmeza y sentido de la responsabilidad. Y aunque se las haya querido arrinconar y convertir en una nota a pie de página, estuvieron en el centro mismo de la toma de decisiones.
En Leonas de España, Sandra Ferrer reconstruye sus trayectorias con agilidad, mirada crítica y voluntad de situarlas donde corresponde. Este libro no es un homenaje ni una galería de estampas: es historia. Y está escrita con voz de mujer.
Cabe mencionar que el
libro no se limita a ser un catálogo de biografías de figuras femeninas
ilustres dentro de nuestra historia. En
su lugar, ofrece una narrativa rigurosa y accesible que redefine el concepto de
poder femenino. El texto abarca dos milenios de historia en la Península
Ibérica, desde la época romana hasta la Edad Contemporánea, demostrando que las
mujeres no solo influyeron, sino que gobernaron, decidieron y transformaron el
rumbo de España, a menudo desde posiciones en la sombra y en contextos adversos
marcados por el poder masculino.
Estructurado en cuatro bloques cronológicos principales -Hispania romana, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea- que facilitan una lectura fluida y organizada. Ferrer no se centra únicamente en reinas o figuras de alta alcurnia, sino que explora cómo las mujeres ejercieron poder en diversos ámbitos: el hogar y la influencia indirecta en la Antigüedad, el eclesiástico, y roles políticos directos en la modernidad. También enfatiza que estas mujeres no fueron excepciones pintorescas ni figuras decorativas, sino agentes activos que sostuvieron dinastías, negociaron tratados, lideraron reformas y enfrentaron abusos y oposiciones masculinas con tenacidad e inteligencia.
Se inicia el recorrido con figuras que actuaron como puentes entre mundos culturales y políticos. Destaca a Gala Placidia, hija de Teodosio y hermana de Honorio y Arcadio, quien fue capturada por los visigodos, casada con su rey Ataúlfo y, posteriormente, jugó un rol estratégico en la corte romana y visigoda. Aunque las mujeres romanas no accedían directamente al Senado o a cargos jurídicos, Placidia influyó en decisiones clave, adaptándose a cambios drásticos en una Roma que se acercaba a su final en Occidente.
La Edad Media es el periodo que más he disfrutado ya que abunda en ejemplos de mujeres con poder directo. Urraca de León, la primera reina propietaria en Europa, defiende su trono frente a abusos conyugales y oposiciones nobiliarias. María de Molina actúa como regente múltiple, estabilizando la dinastía castellana. Ferrer también visibiliza a abadesas como Emma de Barcelona, fundadora de monasterios para repoblar territorios reconquistados, o las de Sigena y Burgos, que gestionaban vastas tierras y generaban conflictos con familias nobles masculinas.
En la Edad Moderna encontramos la culminación del poder femenino con figuras como Juana I de Castila heredera de vastos dominios pero víctima de manipulación y confinamiento por su esposo Felipe el Hermoso y su hijo Carlos V; Isabel de Portugal, regente confiable de Carlos V cuya muerte desencadenó crisis en el emperador. El libro cierra con la evolución hacia la participación política abierta. Durante la dictadura de Primo de Rivera, 13 mujeres hablaron en la Asamblea Nacional, incluyendo a María de Maeztu, quien impulsó derechos civiles pese a criticar el régimen. En la Segunda República, hasta nueve diputadas de diversos partidos, como Clara Campoamor, Victoria Kent, Margarita Nelken y Federica Montseny, la primera ministra anarquista de la historia. Por último, destacan dos interesantes epílogos dedicados al poder real de la mujer actual y a la princesa Leonor.
En definitiva, Leonas de España no es solo un homenaje, sino un excelente libro de historia que reivindica el lugar central de las mujeres en el devenir de España, al demostrar su contribución fundamental en todos los períodos.










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