Sinopsis: Otto von Bismarck tiene muy claro que Harry Flashman es un tunante redomado, pero también sabe lo útil que puede resultar semejante personaje para sus propios fines. Bismark confía en que Flashman caiga rendido a los pies de la hermosa Lola Montez y lo ayude en su maquiavélico plan para dominar Europa.
Pero Flashman no es fácil de acorralar, y aunque lo de hacerse pasar por príncipe y casarse en nombre de otro no le parece mal, tiene una idea todavía mejor.
¡Vuelve el caballero más
divertido, con boda real y robo de joyas de la Corona incluidos!
Príncipe Flashman consta de dos secciones que transcurren entre 1842-43 y 1847-48. En la primera, Harry disfruta de su tiempo libre del servicio militar en Londres, disfrutando de la buena reputación forjada en sus aventuras en Afganistán. Es en la capital del Imperio británico donde tiene un romance con la bella Lola Montez y conoce a Otto von Bismarck, quienes lo arrastran a una conspiración en el corazón de Europa que descubriremos en la segunda sección. La trama gira en torno a un complot para manipular la sucesión del ficticio ducado alemán de Strackenz, donde Flashman, debido a su sorprendente parecido con un príncipe, se ve obligado a hacerse pasar por él en un arriesgado y muy divertido juego de dobles identidades. Grandes personajes y aventuras a raudales.
Como en la primera novela, el autor continúa utilizando la voz narrativa -tan hilarante como incisiva- de Harry Flashman, escrita como las memorias de un anciano que reflexiona sin arrepentimientos. El autor utiliza la perspectiva del personaje para desmitificar a figuras históricas y exponer las motivaciones menos nobles detrás de los grandes eventos. Por ejemplo, su interacción con Bismarck, o la breve e interesante aparición de Karl Marx como un agitador que arenga a las multitudes. Así mismo, la fuerza de Flashman como personaje radica en su dualidad: es detestable pero carismático, un cobarde que, por pura casualidad o ingenio, termina en el centro de la acción. Esta contradicción lo hace deliciosamente humano, incluso cuando sus acciones son moralmente reprobables. En esta novela, su papel como impostor principesco permite a Fraser explorar temas de identidad y autenticidad, mientras nuestro "héroe" lucha por mantener su farsa sin perder la cabeza (literal y metafóricamente).
La prosa de Fraser es un placer para los sentidos: ingeniosa y cargada de un humor que oscila entre lo sutil y lo abiertamente descarado. Los diálogos son vibrantes, capturando las peculiaridades de los personajes históricos y ficticios, mientras que las descripciones de los escenarios -desde los salones de Londres hasta los castillos alemanes- son precisas sin resultar excesivas.
Una vez más y a riesgo de repetirme, tengo que señalar que las novelas de Flashman son únicas gracias al propio personaje de Harry Flashman. Un cobarde y sinvergüenza confeso que mantiene la fachada de un oficial británico valiente y respetuoso, pero que cuando se encuentra entre la espada y la pared, se compromete de pleno, y paradójicamente, a menudo termina siendo el héroe que la gente cree que es. Una delicia de personaje, palabra.
En definitiva, una
continuación brillante que expande el universo de Flashman con una aventura
ingeniosa, divertida y llena de intriga. Fraser, con su ingenio implacable, nos
invita a reírnos de la historia y, de paso, de nosotros mismos, mediante una
obra que, como su protagonista, seduce, engaña y, al final, siempre se sale con
la suya.
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