Sinopsis: En los albores del siglo VIII, en Asturias, como en otras regiones de Hispania, los cristianos son brutalmente maltratados y obligados a pagar un oneroso impuesto si quieren seguir profesando su religión y no adherirse al islam. El descontento va poco a poco creciendo, hasta que Pelayo y unos cuantos valientes deciden rebelarse contra el invasor. Tendrán la esperanza de que otras regiones seguirán su ejemplo, pero las cosas no van a resultar tan fáciles como habían previsto. No obstante, contra todo pronóstico y lógica humana, siguen empeñados en resistir y vencer a un ejército que les supera en número infinitamente. Es el inicio de la Reconquista, que culminará con la liberación del reino de Granada por los Reyes Católicos.
Juan Pérez-Foncea, el aclamado autor de títulos como "Los Tercios no se rinden", "Invencibles" o "Los primeros de Filipinas", aborda en esta ocasión un periodo histórico que, además de apasionante, tal vez sea el más señalado a la hora de definir la esencia de España, pues fue en esta época cuando los españoles forjaron su más profunda identidad al alzarse en armas frente a una cultura invasora. Y lo hace a través de la figura de Sisnando, apenas un niño cuando recibe la noticia de que sus dos hermanos mayores han muerto en la batalla de Guadalete, lo que le animará más tarde a unirse a la rebelión en marcha. Su peripecia vital, repleta de adversidades que habrá de sortear, y la de su enamorada, Isela, constituyen el eje de esta absorbente novela sobre un momento crucial de nuestra historia.
La trama sigue la vida de
Sisnando, un joven que, tras perder a sus hermanos en la batalla de Guadalete,
se ve impulsado a unirse a la resistencia contra el dominio musulmán. Acompañado
por Isela, su enamorada, el protagonista enfrenta un camino lleno de
adversidades que lo llevan a madurar en medio de la lucha por la supervivencia
de su pueblo. Desde el comienzo el autor deja claro que los acontecimientos que
se dieron en la mal llamada batalla de Guadalete marcaron el final del reino
visigodo, pero a la vez propiciaron que en las montañas del norte,
especialmente en Asturias, pequeños reductos de resistencia comiencen a
organizarse. Pérez-Foncea toma como punto de partida este momento histórico
para narrar el germen de la rebelión encabezada por Don Pelayo.
La ambientación es uno de los pilares de la novela. El autor recrea con detalle el paisaje agreste de las montañas asturianas, los bosques espesos y los pasos estrechos que sirvieron de refugio a los rebeldes. La sociedad de la época también está bien reflejada: una mezcla de nobles visigodos exiliados, campesinos y guerreros que luchan por mantener sus tierras y su fe cristiana frente a un enemigo que avanza implacable para acabar con ellos. Pero la trama no se limita solo al norte Peninsular, también viajaremos a la calles de la floreciente ciudad de Córdoba donde tienen lugar algunas aventuras de los fieros godos que serán cruciales en el desenlace final.
En cuanto a los
personajes, Sisnando no es un héroe predestinado ni un guerrero experimentado;
su evolución de un muchacho inexperto a un hombre curtido por la guerra es uno
de los arcos centrales de la novela. A su lado está Isela, una joven valiente y
decidida que no solo es su apoyo emocional, sino que también desempeña un papel
activo en la lucha. El amor entre Sisnando e Isela añade una capa emocional que
equilibra las escenas de batalla. Pero por encima de todos brilla la figura
clave de Don Pelayo, que Pérez-Foncea humaniza al mostrar sus dudas y su lucha
por unificar a un grupo dispar de seguidores. Otros personajes secundarios,
como compañeros de armas de Sisnando o líderes musulmanes como Munuza
(gobernador omeya en la región), enriquecen la trama y aportan perspectivas
diversas al conflicto. La interacción entre estos personajes ficticios e
históricos crea un rico tapiz narrativo que mezcla lo épico con lo íntimo.
El autor emplea una
narrativa lineal que avanza con un ritmo ágil, alternando entre momentos de
tensión bélica y pasajes más introspectivos. Las descripciones de las batallas,
como la de Covadonga, son realistas, con mucha acción y están bien
documentadas, mostrando el uso estratégico del terreno montañoso por parte de
los rebeldes para compensar su inferioridad numérica. Así mismo, tengo que
destacar que se nota la labor de documentación de Pérez-Foncea, al mostrar
en leves pinceladas las tácticas, el
armamento, la organización y algunos términos de los ejércitos musulmanes y
godos. Todo un acierto. En el otro lado de la balanza tengo que manifestar mi
desacuerdo en el título elegido para la novela, aunque respeto la argumentación
dada por el autor en el prólogo, creo que hubiera sido más adecuado el término
Spania para referirse a la España visigoda.
Para los amantes de la novela histórica, esta obra no les va a defraudar, ya que combina acción, emoción y una sólida base documental. Sin embargo, aquellos que busquen una reinterpretación crítica del inicio de la Reconquista o un enfoque menos tradicional podrían encontrar el tono algo convencional. En cualquier caso, España no se rinde reafirma a Juan Pérez-Foncea como un sólido narrador, capaz de devolvernos episodios olvidados de nuestra historia con una intensidad que resuena en el presente.
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