Sinopsis: Cuando pensamos en los escitas imaginamos un pueblo nómada y bárbaro. En realidad, en su apogeo, los escitas fundaron el primer gran imperio del mundo, que abarcó desde Mongolia y el noreste de China al noroeste de Irán y el Danubio, y que por el sur llegó hasta el mar de Arabia. Su influencia fue decisiva en el surgimiento de la edad clásica en civilizaciones de toda Eurasia, desde el mar Negro hasta China.
En El Imperio escita, el
prestigioso historiador Christopher I. Beckwith nos descubre, recurriendo a
multitud de fuentes, la historia de este imperio hasta ahora ignorado. Tanto a
través de su influencia directa como gracias a la obra de sus sucesores ―entre
los que se cuentan los imperios persa e indio y los Qin en China―, los escitas
y su imperio modelaron el mundo antiguo de una forma sin parangón hasta
entonces, en ámbitos tan variados como el armamento, la vestimenta o el
gobierno. Inventores del monoteísmo, su impronta es también patente en la
religión y la filosofía, con figuras de talla universal como Zoroastro, Buda y
Lao-Tse, todos ellos de herencia escita.
La opinión predominante
de los historiadores es que los escitas no se organizaron en un imperio
reconocible. Los pastores escitas, los primeros en dominar el combate montado,
migraron durante el primer milenio a. C. a los territorios de pueblos
sedentarios, como los asirios, los chinos y los mauryas en la India. Actuando
como mercenarios, auxiliares y,
ocasionalmente, como señores de la guerra, difundieron su cultura desde el río
Amarillo hasta el Danubio, dejando atrás en sus característicos túmulos
funerarios flechas de tres hojas, sacrificios de caballos y magníficas joyas de
oro, que ahora podemos apreciar en numerosos museos del mundo.
Beckwith, ve tanto el impacto como el legado de los escitas en una escala muy superior. Para él, los escitas tuvieron mucha importancia en la formación del Imperio medo y persa, del reino Zhao en la era de los Estados Combatientes de China y, en última instancia, de la dinastía Qin del primer emperador de China. En su relato, los invasores escitas en Oriente Medio son idénticos a los medos que sirvieron como aliados de los asirios y luego los suplantaron. También señala que el monoteísmo de Darío surge del tengrismo estepario, cuyo profeta Zoroastro escribe en una lengua que llamamos avéstico, pero que en realidad es escita. Son solo unos ejemplos de la audacia de esta obra que no dejará indiferente a nadie.
Uno de los capítulos más destacados es el que trata sobre las innovaciones militares y sociales de los escitas. En este capítulo se profundiza en cómo los escitas desarrollaron y perfeccionaron el uso del arco compuesto, una innovación que les dio una ventaja significativa en el combate a larga distancia, y las tácticas de caballería altamente móviles, que les permitieron realizar ataques rápidos y retiradas estratégicas, revolucionando la guerra en las estepas euroasiáticas. El autor también explora cómo los escitas implementaron una estructura social feudal sin esclavitud, lo que era bastante inusual para la época. Estos importantes aspectos posteriormente influenciaron a muchas otras civilizaciones.
Otro punto a destacar es el gran dominio que Beckwith demuestra de la filología y la epigrafía en varios idiomas, incluidos el chino y el tibetano antiguos, las inscripciones cuneiformes y los manuscritos griegos. Insiste en la reinterpretación de los textos antiguos, ya que las traducciones que nos han llegado pueden no ser muy fiables. La edición reproduce convenientemente todo el texto antiguo para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones. El autor utiliza en todo momento un enfoque interdisciplinario, combinando historia, arqueología y lingüística para ofrecer una visión completa de los escitas.
En resumen, estamos ante un libro que nos demuestra que no se debe subestimar la magnitud y la persistencia del impacto de los escitas en la historia. Beckwith no solo proporciona una narrativa detallada y bien documentada, sino que también invita a reconsiderar la importancia de los escitas en el desarrollo de las civilizaciones clásicas. Si bien, su estilo es accesible y está dirigido tanto a expertos como a lectores interesados en la historia antigua, hay que mencionar que no es una lectura fácil para el neófito en la materia.
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