MBS nació como uno de los numerosos nietos del fundador de Arabia Saudí, Ibn Saúd, e hijo de Salmán, uno de los príncipes conocidos como los Siete Sudairis, los hijos de Ibn Saúd con su esposa favorita. Salmán, era el más poderoso de los Siete Sudaris que quedaban con vida, y quería promover a su ambicioso hijo Mohamed, en la línea de sucesión. Durante los primeros quince años de su vida, no mostró signos visibles de lo que sería más tarde, sus medios hermanos mayores eran mucho más exitosos que él: un académico, el primer astronauta del país, un piloto de combate, y un especialista mundial en energía. Pero MBS tenía algo de lo que carecían sus hermanos: el afecto de su padre, que lo adoraba. Cuando en 2015 Salmán se convirtió en rey, el camino de MBS hacía la cima quedó marcado.
Evidentemente está historia de intrigas palaciegas tiene un contexto que los autores analizan convenientemente. La importancia geopolítica de Arabia Saudita, sus vastos recursos petrolíferos y el endeudamiento de la familia gobernante con los islamistas radicales, forman parte de esta historia de múltiples capas que se puede resumir en una máxima: la continuación del gobierno absoluto por parte de la familia Al Saúd. Si algo nos dejan claro Hope y Scheck, es la obsesión de MBS por la pérdida del poder, en esto influyo, y mucho, el fenómeno de la Primavera Árabe en 2011 que afecto a varios países de la zona e indirectamente a Arabia Saudí, que contaba con una floreciente población joven e inquieta con acceso a la información, y podían ser una amenaza para la estabilidad a largo plazo de su gobierno familiar. Para atajar los problemas que pudieran venir, inicia un goteo de reformas sociales: como permitir la mezcla de sexos, que las mujeres puedan conducir, opciones de entretenimiento, etc. Pero también deja claro, a veces de manera brutal, que estas reformas fluyen de él y no se pueden exigir a través de protestas sociales o políticas.
Otro punto importante en
la agenda de MBS lo ocupan los innumerables príncipes de su familia,
quienes, en su opinión, son codiciosos, corruptos, inútiles y una amenaza para
la continuación del poder a largo plazo. No duda en encarcelar y torturar a
muchos de ellos; la eficiente crueldad de MBS solo es comparable a su deseo
ilimitado de consolidar su posición como heredero, en un sistema que estaba
diseñado para compartir el poder entre las diversas facciones de la familia, mediante un laborioso juego de equilibrios. Esta estructura queda destruida al
apoderarse del ejército, el petróleo, el aparato de seguridad interna y el
ministerio del interior; todos los cuales estaban anteriormente encabezados por diferentes
miembros de la familia.
También hay que situar en el contexto de las reformas afrontadas por MBS, la apertura del sector del entretenimiento y la eliminación gradual de algunas de las estrictas leyes religiosas consideradas una violación de los derechos humanos. Los autores ponen el foco en este esfuerzo que sirve para proyectar en el extranjero una imagen de Arabia Saudita como un país moderno, con leyes islámicas moderadas e ideal para atraer inversiones y revertir el flujo de dinero hacia el país. El impacto de estas reformas han sido esenciales a la hora de abrir otras vías para generar ingresos y no depender de la economía petrolera. Sin embargo, su personalidad intolerante hacia la crítica y la disidencia salió a la luz tras el asesinato de Jamal Khashoggi, un periodista que un principio fue partidario del régimen, para más tarde pasar a ser su critico más tenaz. La intriga y el complot del asesinato de Khashoggi se describen con todo lujo de detalles, incluyendo los más escalofriantes. Este crimen ha eclipsado cualquier alcance positivo realizado por el príncipe.
En resumen, Sangre y petróleo es una brillante obra de investigación periodística, en la que los autores hacen gala de su gran capacidad para navegar a través de los entresijos de la hermética familia real saudí. Un libro, de lectura compulsiva, que me deja con la inquietante reflexión sobre las repercusiones futuras que puedan tener a nivel global, el triunfo o el fracaso de las agresivas políticas de Mohamed bin Salmán.
Yo de política no leo, bastante tengo con las noticias... Esta vez no me lo llevo ^^
ResponderEliminarHola :)
ResponderEliminarAunque no es mi género, es cierto que este tipo de libros siempre consiguen llamarme la atención. No sé si finalmente lo leeré, pero me lo llevo apuntado para el futuro.
Saludos
No es mi género, así que esta vez no me animo.
ResponderEliminarBesotes!!!