Sinopsis: Febrero de 2022. Pável Filátiev tiene treinta y tres años. Es ruso. Está contratado en las fuerzas de asalto del Ejército. Un día reciben la orden de partir. No saben adónde van ni cuál es su misión. Entre rumores e indicios, a medida que marchan formando una columna de vehículos armados, marcados con una «Z», la realidad va revelando, día a día, la verdad de su misión: ellos, el Ejército de Rusia, están cruzando la frontera con Ucrania y avanzan hacia Jersón.
Dos historias convergen en este acto de confesión y de rebeldía, en esta crónica bélica y sentimental: la primera es la de un soldado que se va adentrando en la primera línea del frente (al desconcierto y la falta de información, se suma la precariedad de las condiciones en las que se encuentran), y la segunda transcurre a su regreso, dos meses después, cuando se topa con otro frente: el de una sociedad civil en la que la palabra guerra no existe y la televisión emite propaganda y falsedades, mientras la vida sigue y nadie parece hacer frente a la corrupción y al poder.
Este crudo y trágico relato en primera persona –la primera y hasta ahora única crónica directa de la invasión escrita por un soldado ruso, y por lo tanto, la única que describe las condiciones del Ejército ruso y lo que este hizo durante las primeras semanas de la guerra– posee el valor del testimonio inmediato, aún candente, de un conflicto que continúa.
En la madrugada del 24 de Febrero de 2022, Rusia comenzó el ataque sobre Ucrania. Entre los que participaron en la invasión estaba el protagonista de la obra que nos ocupa, Pável Filátiev, un paracaidista de 33 años. Pável nació en Volgodonsk, es subsargento de la Guardia de la 6.ª Compañía, 2.º Batallón, 56.º Regimiento de la 7.ª División de Asalto Aéreo. Esa primera noche cruzan la frontera ucraniana por Armiansk, en Crimea con el objetivo, desconocido para los soldados, de llegar lo más rápidamente posible a Jersón. Este es el punto de partida del relato de un soldado que lucho ininterrumpidamente durante los dos primeros de la guerra hasta que es evacuado del frente por una queratoconjuntivitis, de resultas de un bombardeo. A partir de este momento decide abandonar el ejército, huir de su país, y solicitar asilo político en Francia.
El desconcierto de los primeros días queda patente desde las primeras páginas de un relato que casi va hora a hora desde el día 24. La confusión del principio de la llamada "Operación especial" con unidades incomunicadas, otras aisladas y aniquiladas, quedando de manifiesto la incompetencia de los mandos sobre el terreno. Filátiev pone el foco en la falta de preparación del ejército ruso a la hora de llevar a cabo la invasión con pocas unidades, de las doscientas mil que se estimaba que iban a participar, el autor calcula que solamente había 100.000. Un numero a todas luces insuficiente para controlar un país con tanto territorio como Ucrania, que además estaba preparado para la invasión salvo en la zona sur donde los avances fueron más rápidos.
Otro punto que llama poderosamente la atención a los que hemos leído este tipo de relatos en primera persona es los paralelismos que podemos encontrar con otras obras ambientadas en el conflicto germano-soviético (1941-1945). Los atascos interminables en las carreteras, el desconcierto, y la tan comentada raspútitsa devorando los camiones en el barro, haciendo imposible cumplir los tiempos preestablecidos para llevar a buen término una operación relámpago. Para el autor, pese a lo mucho que se ha dicho, el ejército ruso estaba mejor preparado en 1999 con motivo de la guerra de Chechenia que lo está en la actualidad, criticando duramente tanto a los soldados profesionales como a los reclutas, y evidentemente al mando. Las desigualdades imperan en el ejército ruso, y en ciertos aspectos parece más un relato del Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial que una guerra moderna del siglo XXI. El trato en los hospitales no es mucho mejor: falta de medios médicos, indiferencia ante los heridos, falseamiento de los informes médicos, maltrato y altanería de los oficiales médicos respecto a la tropa.
Las páginas de Zov destilan cinismo, desesperanza, y traición del que se sabe que debe fidelidad a su país, pero que no está llevando a cabo una causa justa. Desde el primer día de invasión, aún con el desastre que está empezando a tomar forma, nuestro protagonista no deja de tener la esperanza de que "seguramente tengamos algún plan". Ese plan como todos sabemos a día de hoy descarriló a las puertas de Kiev, derivando en una peligrosa guerra de alta intensidad y difícil solución a corto/medio plazo, a la que Pável Filátiev nos abre una ventana con este intenso relato antibelicista.
Hola :)
ResponderEliminarNo lo conocía, por el momento lo descarto porque no estoy del todo segura respecto a su lectura.
Saludos
¡Hola! Definitivamente es un libro que me voy a anotar porque una historia como esta merece ser leída y conocida... no creo que haya sido la mejor experiencia para nadie así que con mucho respeto veré qué nos concuenta en esta memoria:)
ResponderEliminar¡Besos!
No lo conocia pero definitivamente me lo apunto!!
ResponderEliminarEste libro no es para mi, lo dejo pasar.
ResponderEliminarSaludos
Supongo que para publicarlo el autor ha tenido que huir...
ResponderEliminarEfectivamente, vive en Francia bajo asilo político del gobierno francés.
Eliminar¡Gracias por comentar!