16 de octubre de 2025

Guía literaria de Roma - VV. AA.

Fecha de edición: julio 2.025
Editorial: Ático de los libros
Páginas: 198
Precio: 16 €
Género: Guía literaria

Sinopsis: Ninguna otra ciudad ha capturado la imaginación de los artistas de todas las épocas como Roma. La Ciudad Eterna ha sido tradicionalmente destino de escritores deseosos de contemplar ruinas de glorias pasadas y de asombrarse ante las maravillas del arte que guardan sus iglesias, palacios y museos. Esta Guía literaria de Roma ofrece al lector los pensamientos y sensaciones que Roma despertó en los escritores más célebres que la visitaron. Desde Montaigne hasta Rilke, pasando por Chateaubriand, Dickens, Twain, Melville, Goethe, James o Stendhal, este volumen presenta una visión distinta y literaria de la más artística de las ciudades, ilustrada con deliciosos grabados de Giovanni Battista Piranesi y Giuseppe Vasi, entre otros. 

Imprescindible como complemento a una guía tradicional, nos permite disfrutar de un triple viaje: en el espacio, hacia los monumentos y maravillas romanas; en el tiempo, hacia otras épocas y sensibilidades; y en el espíritu, hacia algunas de las mentes más creativas, divertidas y magníficas que ha dado la cultura de Occidente.


OPINIÓN

Roma no es solo un mosaico de ruinas, mármoles, basílicas, palacios y museos; el viajero que tenga el privilegio de pasear por sus calles podrá apreciar como ante sus ojos se despliega un vasto palimpsesto donde se superponen siglos de pasiones humanas, glorias efímeras e inspiraciones inmortales. Publicada originalmente en 2010 por Ático de los Libros y reeditada, por fin, este 2025 Guía literaria de Roma. Los lugares imprescindibles de la Ciudad Eterna vistos por los genios de la Literatura se presenta como un antídoto perfecto contra la superficialidad del turismo masivo. Antes de daros mi opinión sobre ella, debo aclarar que no es una guía convencional con mapas y horarios de apertura, sino un viaje introspectivo que aúna historia y literatura para redescubrir cada rincón de la ciudad.

El corazón de la obra radica en su estructura ingeniosa, que fusiona geografía, historia y literatura en un tapiz narrativo irresistible. Organizado por lugares icónicos -el Coliseo, el Panteón, la Piazza di Spagna, la Fontana di Trevi, el Foro Romano y las galerías vaticanas, entre otros-, cada capítulo se centra en un monumento o enclave emblemático y lo ilumina a través de extractos seleccionados de diarios, cartas y ensayos de dieciséis escritores que pisaron sus calles entre la Antigüedad y el siglo XX. Su lectura es un triple viaje, como bien describe la contraportada: en el espacio, hacia las maravillas físicas de Roma; en el tiempo, remontando épocas desde el esplendor augusto hasta la melancolía moderna; y en el espíritu, adentrándonos en las mentes más brillantes de Occidente. 

La exquisita selección de textos es un banquete para el lector ávido y para todo amante de la literatura universal. Comienza con Estrabón, el geógrafo griego del siglo I a.C., quien describe la grandeza imperial de Roma en la era de Augusto como un vasto teatro de poder y ambición. Montaigne, en su Viaje a Italia de 1580, nos introduce en la Biblioteca Vaticana con una curiosidad renacentista, reflexionando sobre cómo los libros antiguos dialogan con los vivos. Edward Gibbon, en su monumental Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano (1776), evoca el Coliseo no como un espectáculo sangriento, sino como el epitafio de un mundo en ruinas: "En el sitio del Capitolio, un monje o un soldado podrían ahora encender su hoguera con los restos de los palacios romanos". Tobias Smollett, el satírico escocés, pasea por el Panteón con un humor ácido, quejándose de la suciedad y el bullicio, pero rindiéndose ante su perfección geométrica. 

El recorrido gana intensidad en el Romanticismo. Johann Wolfgang von Goethe, en su Viaje a Italia (1786-1788), confiesa que "hasta el individuo más vulgar se convierte en alguien en Roma, pues como mínimo adquiere una visión no vulgar de la vida", capturando la Piazza Navona como un escenario vivo de sensualidad barroca. François-René de Chateaubriand, en sus Memorias de ultratumba, llora ante las ruinas del Foro con una elegía por lo perdido: "Roma es un vasto hipogeo donde yacen los muertos". Stendhal, ese eterno enamorado de Italia, analiza en Paseos romanos (1829) el "síndrome de Roma" -esa mezcla de éxtasis y melancolía que abruma al visitante-, mientras Percy Bysshe Shelley, en sus cartas, ve en la Fontana di Trevi un símbolo de la efímera belleza humana. James Fenimore Cooper y Charles Dickens aportan vigor narrativo: Cooper compara las catacumbas con las cuevas americanas, y Dickens, en Las novelas italianas (1846), se asombra ante la opulencia de San Pedro como un "sueño de mármol y oro". 

El siglo XIX cierra con toques de ironía y profundidad. Herman Melville, en su diario de 1857, recorre el Vaticano con un ojo para lo grotesco en lo sublime; Pedro Antonio de Alarcón, en De Madrid a Nápoles (1861), inyecta el fervor español al describir la escalinata de la Piazza di Spagna como un ascenso al paraíso; Mark Twain, en Los inocentes en el extranjero (1869), se burla de las guías pomposas mientras admira el Campidoglio; y Henry James, en Retrato de una dama (1881), disecciona la Villa Borghese como un refugio de intrigas aristocráticas. Finalmente, Hugh Macmillan y Rainer Maria Rilke cierran el círculo: Macmillan pasea por el Trastevere con encanto victoriano, y Rilke, en sus Cuadernos de Florencia (1903), destila la esencia poética de Roma en frases como "la belleza de Roma es devastadora, un silencio que habla". 


Finalmente, mencionar que los capítulos se enriquecen con grabados del siglo XVIII de maestros italianos como Giovanni Battista Piranesi, Giuseppe Vasi y Luigi Rossini. Estos grabados no son meros adornos; dialogan con los textos, ofreciendo un bello contrapunto visual a cada relato.

Si planeas un Grand Tour moderno o simplemente sueñas con Roma desde tu sofá, esta guía es un original complemento a las convencionales. El lector que se acerque a sus páginas sentirá como la magia de la Ciudad Eterna se funde con la literatura para recordamos que, como dijo Nikolai Gogol, "uno se enamora de Roma lentamente, poco a poco, pero para siempre".



Susana D.

1 comentario:

  1. No es un género al que suela acercarme... Pero es Roma...
    Besotes!!!

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