Sinopsis: Las guerras pueden poner fin a disputas, derrocar tiranos y cambiar el curso de una civilización… o destruirla por completo. Desde Troya hasta Hiroshima, hay momentos en que la guerra ha llevado al fin de sistemas políticos, culturas e incluso eras. Aunque la humanidad ha evolucionado, es un error creer que las sociedades modernas están a salvo del horror de una guerra de exterminio.
En El fin de todo, Victor Davis Hanson, célebre historiador militar, nos acompaña en un viaje épico a través de la historia para analizar la caída de cuatro grandes civilizaciones: la Tebas clásica, la poderosa Cartago, la majestuosa Constantinopla y el imponente Imperio azteca. Este es un relato de asedios y conquistas, y de las decisiones de los líderes que llevaron a sus sociedades a una guerra de exterminio. La obra acompaña a Alejandro Magno, Escipión Emiliano, Mehmed II y Hernán Cortés en sus campañas, y observa cómo sus ambiciones y su visión única del mundo cambiaron el curso de la historia para siempre.
El fin de todo es una
obra clave para comprender el drama, la violencia y la insensatez de la guerra.
Al revivir la historia de los vencidos y los vencedores, Hanson lanza una
poderosa advertencia a los lectores contemporáneos sobre el peligro de las las
guerras de aniquilación y la importancia de evitar una catástrofe similar en
nuestros días.
Las civilizaciones pueden
desmoronarse por diversos motivos, y en la actualidad, las preocupaciones se
centran más en el cambio climático y los desastres naturales que en los
conflictos bélicos. No obstante, como señala Hanson en su introducción, no es
inverosímil pensar que un enemigo contemporáneo -no hay más que observar la actualidad para encontrar varios ejemplos- pueda buscar destruir a un rival con la misma determinación
con la que loa romanos vencieron a los cartagineses. Una premisa muy
interesante con la que el autor captó mi atención ya desde las primeras
páginas. Así pues, quien se acerque a este libro encontrará un fascinante y
perturbador recorrido histórico que analiza cómo ciertas guerras han resultado
en la completa obliteración de civilizaciones, dejando poco o ningún rastro de
su existencia cultural, política o social.
Como he señalado, la estructura del libro gira en torno a cuatro estudios de caso: 1. La caída de Tebas (335 a.C.): Hanson describe cómo Alejandro Magno, tras la rebelión de Tebas contra el dominio macedonio, arrasó la ciudad hasta sus cimientos, marcando el fin de una de las grandes poleis griegas. Este caso ilustra cómo la arrogancia y la subestimación de un enemigo poderoso pueden conducir a la destrucción total. 2. La aniquilación de Cartago (146 a.C.): El autor analiza la tercera guerra púnica, en la que Roma, impulsada por una mezcla de venganza, miedo y ambición, no solo derrotó a Cartago, sino que la borró del mapa, sembrando sal en sus tierras. Hanson destaca cómo la percepción de Cartago como una amenaza existencial llevó a una guerra de exterminio. 3. La caída de Constantinopla (1453): La conquista otomana de la capital bizantina por Mehmed II es presentada como un ejemplo de una civilización que, agotada por siglos de conflictos y debilitada internamente, sucumbió ante un enemigo decidido y tecnológicamente superior. 4. La destrucción del Imperio azteca (1521): Hanson narra cómo Hernán Cortés, con un pequeño grupo de conquistadores y aliados indígenas, derrocó al poderoso Imperio azteca. Este caso subraya cómo las divisiones internas y la ingenuidad frente a un enemigo desconocido pueden precipitar el colapso de una civilización.
En los cuatro casos, apreciamos algunos patrones comunes. Las víctimas contaron en vano con una ayuda que rara vez apareció, recurrieron a métodos aprendidos del pasado en lugar de considerar los peligros únicos del presente, evaluaron incorrectamente tanto las capacidades militares del enemigo como su propia competencia para hacerle frente, y no apreciaron que el equilibrio de poder había cambiado, hacia su inevitable caída.
También hay que mencionar que cada capítulo está estructurado como una introducción histórica que combina análisis estratégico, contexto cultural y psicológico, y las decisiones clave de los líderes involucrados. En esto último, el autor se muestra brillante en el análisis de Hernán Cortés, donde, lejos de caer en tópicos negrolegendarios muy del gusto de los historiadores anglosajones, analiza tanto al personaje como los hechos acaecidos en la conquista del Imperio azteca de un modo muy objetivo. Hanson concluye el libro con una reflexión sobre las lecciones de estas caídas para el mundo contemporáneo, advirtiendo que las sociedades modernas no están exentas de sufrir un destino similar si ignoran las dinámicas de las guerras de aniquilación.
Estamos, en definitiva, ante una obra que ofrece una panorámica amplia, novedosa en algunos aspectos, y que abre debates sugerentes. Hanson logra que el lector se enfrente a la incómoda realidad de que ninguna civilización, por poderosa que sea, está exenta de colapsar bajo el peso de una guerra devastadora. De obligada lectura para todo lector interesado en las dinámicas que causan las caídas de las civilizaciones.
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