Dog Town

Hace poco tiempo que descubrí este programa, desde entonces lo sigo a diario ya que soy una gran amante de los animales y en especial de los perros.

Es muy necesaria en este mundo tan cruel en el que vivimos la labor que llevan a cabo rescatando animales y educándolos para que encuentren una nueva familia. Y a diferencia de las perreras, en este refugio no sacrifican a los animales, si no son adoptados se quedan en el refugio hasta que mueren ya sea de viejos o de alguna enfermedad.

Un refugio que existe gracias a donaciones, con las cuales facilitan el poder curar a perros enfermos, alimentarlos, educarlos, mantenerlos sanos, etc.

Aprovecho esta entrada para que conozcáis un poco más sobre mí, así que os diré que comparto mi vida con dos perritas maravillosas, las cuáles también me acompañan en mis lecturas.

Moni, la mayor tanto de tamaño como de edad es una perrita cruzada en color canela que en octubre cumplirá cinco añitos y he de añadir que tiene mucha personalidad y es muy selectiva con las personas, pero tremendamente cariñosa. (Cuando llega el invierno no puede vivir sin sus vestiditos porque es muy helada, con ellos está muy mona)

He de añadir que la adopté cuando tenía cinco meses, aún seguía con su mamá porque nadie quería llevársela a casa pero a mí me enamoró.

Maggi, la más pequeña tanto de tamaño como de edad es una perrita de la raza yorkshire con el pelo propio de la casta, en agosto cumplirá cuatro añitos, una perrita muy presumida aunque poco cariñosa, jeje siempre sigue los pasos de su “hermana mayor” Moni. (Fue el mejor regalo de cumpleaños que he tenido hasta el momento, gracias Mikel)

Ellas son mis dos amores actualmente ya que he tenido otros perritos en mi vida…

Pikachu lo tuve cuando era pequeña, era de un precioso color negro con  manchas blancas por las patitas, muy juguetón y gracioso.

Pepe lo tuve hace menos tiempo, también me lo regaló Mikel, era adorable y muy cariñoso aunque un pelín bruto.

Debo aclarar que estos dos perritos murieron de causas naturales, por decirlo así, ya que yo jamás los abandonaría.

Blanquita era una perra de caza de mi padre, usada para ello, creo que los perros usados con ese fin apenas reciben cariño, así que yo me encargaba de jugar con ella y darle todo el cariño necesario para que fuese un poco más feliz.

Añadiré que estoy totalmente en contra de la caza ya que es una práctica que hoy día ya no es necesaria, pero ese es otro tema…

Cuento todo esto porque soy consciente, ya que he visto muchos perros abandonados cuando finaliza la temporada de caza. 

Mikel, compañero de blog, vive en un pequeño pueblo por el que pasa una carretera muy transitada, allí “aprovechan” para abandonar perros que no tienen culpa de nada. Pareceré un poco empalagosa pero he de reconocer que me siento afortunada de tenerlo en mi vida porque él junto a su familia han alimentado a perros abandonados muchas veces, la mayoría han terminado llevándoselos los trabajadores de las perreras.

Pensareis: ¿por qué no os quedasteis vosotros con los perros? Y yo os digo que si de mí hubiera dependido ya los tendría en casa, pero mi problema es que aún vivo con mis padres y siempre me están machacando porque tengo dos perras como para llevarles más…

Si por mí fuera tendría todos los perros del mundo, pero debo reconocer que tener un animal conlleva unos gastos realmente costosos: veterinario, desparasitación, vacunación anual, cortes de pelo y uñas, comida, champús, camas, collares, juguetes, pijamitas, etc. y para alguien como yo, que aún no trabajo, me resulta imposible costeármelos y menos aún el doble al tener dos perros, por ello aprovecho para darle las gracias a Mikel por su ayuda.

A día de hoy mi sueño es tener un centro similar a “Dog Town”, pero como mínimo me conformaría trabajando de voluntaria, aunque para mí es un poco complicado porque por la zona donde vivo no hay nada de esto cerca.